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Mi afición por las letras me ha traído hasta aquí para crear este espacio donde compartir. Todas las publicaciones tienen derechos de autor ©
sábado, 27 de julio de 2013

Cena para dos



Ricardo está preparando la cena como cada noche: revuelto de verduras con champiñones y una ensalada de mil colores, muy apetecible a simple vista.
Aurora permanece sentada en el sofá, impasible, con la mirada fija en un punto abstraída de la realidad. Las noticias del canal 24 horas no paran de repetir las historias más trágicas del día, sucesos inesperados que nos erizan la piel. 

La cena está lista, Ricardo la lleva a la mesa, pero se ve que Aurora no está por la labor de acercarse a cenar. En cambio, él se dispone a tomar aquél plato que había preparado con todo mimo y detalle, adornándolo finalmente con un pimiento relleno. El vino está bien frío, como a él le gusta, y se lo comenta a su esposa: 
-Aurora, este vino está exquisito, hace tiempo que tenía ganas de abrir esta botella, es del año pasado, de cuanto fuimos a visitar a mi amigo Juan, ¿recuerdas? él solo tiene buenos vinos en la bodega.

Aurora sigue callada, como ausente, de frente al televisor. Debe ser que Ricardo ya está acostumbrado a que hable poco o a que se quede ensimismada con la tele...a muchas personas les ocurre.

Saca el postre, un queso enorme, que corta en trocitos pequeños quizás para que su dentadura postiza no los note y los deje pasar, como en un despiste momentáneo. Desde hace años su postre es a base de productos lácteos, siempre ha tenido carencias de calcio en los huesos. Los médicos le recomiendan este tipo de alimentación.


Terminada la cena, recoge la mesa, se sienta en el sofá junto a Aurora  y la arropa con la vieja manta de cuadros, esa que existe en la mayoría de los sofás de las casas...a merced del descanso nocturno, esa manta que nos acoge, nos acaricia y nos abriga al mismo tiempo. Acaricia la mano de su esposa y le recuerda lo mucho que la quiere aún a pesar de los años, aún a pesar de todo. Ella se deja tapar, acurrucar , acariciar , sin  decir nada.Como cada día, cada noche...ese momento tan especial.

Al instante golpean la puerta de entrada, se oyen gritos, voces, vienen de la escalera. Se apresura a ver por la mirilla: ¡la policía! Siente un temblor en las piernas y opta por no contestar. Se mantiene a la espera de que se vayan. 
- Abra la puerta! Dicen desde afuera con fuertes gritos. Abra la puerta o la abriremos por la fuerza. Sabemos que están dentro.
Ricardo , que empiez a estar más nervioso, no abre. Sigue en el sofá abrazando a su esposa, sin decir nada, como quien espera un final.
Los policías fuerzan la puerta y consiguen entrar. El panorama es inimaginable, se quedan sin palabras. Lo primero, ponerse mascarillas porque el olor a muerte que allí se desprende es exagerado.
Aurora es ya casi un esqueleto, como un fantasma de esas películas de ciencia ficción: el horror, la casa de los horrores. 

Se oyen las voces de los vecinos en las zonas comunes del edificio:
"Ves? sabía que Aurora no estaba bien, hace días que no la veíamos, no salía, no se escuchaba, algo pasaba. Y ese olor, tan horrible, solo puede ser a muerto. Es insoportable".

Sacan a Ricardo llorando, gritando: Aurora, no te vayas Aurora, yo solo la quería aquí conmigo, no quería quedarme solo...sin ella no soy nadie, no soy nada. Auroraaaa!
Delante de él sale el féretro con el cuerpo de ella ya consumido por el tiempo. 
La vida sigue para Ricardo en un centro de tercera edad, para ella se termina...ha terminado una semana antes aunque él no quiere asumirlo.



Derechos de autor(c)


miércoles, 24 de julio de 2013

Relato "El dia más difícil"



-Ella nota temblar sus piernas, sudores infernales arremeten contra su cuerpo delgado, de cadera estrecha, con muslos afilados contoneándose al son del propio miedo.
Se prepara, desayuna, intenta liberar la mente de ese engorroso pensamiento. Duda entre la chaqueta azul o el impactante abrigo rojo.Finalmente, sale de casa con la camisa verde a medio abrochar y un chaquetón morado como el color de sus venas paralizadas ante el agobio que siente.
Sale del garaje en su flamante coche verde, tan verde como la hierba que nace en los prados que rodean su casa.




Se mira en el retrovisor, una cara angelical, ojos rasgados color verde aceituna. Y esa sombra de ojos, marrón suave, con brillos apenas marcados.
Se siente insegura, atrapada en su oscuro pozo donde todo habitan el  miedo, la angustia y la rabia...la misma que la paraliza.
Llega a su destino, aparca en la zona reservada a los trabajadores. Baja despacio, como ralentizando los minutos, en ese deseo irrefrenable de nunca llegar.
Abre la puerta grande, recorre el pasillo principal, los sudores son todavía mas intensos, siente las miradas, se siente observada. Aumentan sus pulsaciones, el ritmo cardíaco se acelera notablemente, siente que no puede más...ahí está, la puerta 23, el nº simbólico que la atormenta este año, el anterior fue el 20. 
A medida que entra y cierra la puerta, mira a todos los allí presentes con la cara desencajada, fuera de sí, y casi sin voz, pronuncia el discurso de este año:
"Queridos alumnos, un año más empezamos el ciclo de la enseñanza. Nos iremos conociendo..."

Cada año le sucede lo mismo, el primer día de clase vive su crisis de pánico escénico, la presentación a los nuevos alumnos. Una vez terminada la presentación vuelve a ser la misma de siempre.
Zulema sabe que superar esta prueba es la continuación de su labor como docente, por eso da todo de sí misma hasta límites insospechados. 



Derechos de autor (c)
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jueves, 25 de abril de 2013

VÍDEO POEMA " Eres al mundo mi ventana"


Hola, hoy vamos a incluir el poema anterior en formato vídeo. Para verlo mejor dar clic en ampliar pantalla,  Espero que os guste. 

Con la voz de Rafael Cáccamo.
Gracias Rafa.




"ERES AL MUNDO MI VENTANA"






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jueves, 11 de abril de 2013

Poema completo: "Al mundo mi ventana"

                   Eres al mundo mi ventana


























Ana, escucho tu nombre y contengo
la ira que produce la distancia,
esa que no va destinada a ti,
sino al tiempo y las circunstancias.
Me levanto con tu sonrisa,es la que
tengo al poder imaginarla
sobre el asfalto busco tus huellas,
y en cada rostro, tu mirada.

A veces te siento tan cerca,
que no puedo pensar en nada
y otras veces tan lejos, aún
estando tan cercana.
Son tus ojos más que pupilas
bajo enormes pestañas,
son los ojos por los que veo
por la tarde, noche o mañana

Ana, siempre repito en silencio
tu nombre. Y sin embargo, me
gustaría decirlo en voz alta,
gritarlo, mientras todos callan.

Sabes que escribo cuando todos
descansan. Para ti, son mis versos,
todas mis alegrías y tristezas.
Para ti todas las palabras.

Con solo escribirte en el silencio
de la noche, te siento cercana.
Mis palabras hablan de ti,del
tiempo que pasa, de la nada.
Recuerdo esa voz tan dulce,
la de tu interior en la mañana.

Se detiene el tiempo y solo, en
se instante, cuando tú me hablas.
Y de pronto, no dices nada,
esperas que te cuente mis cosas.
Permaneces ausente, callada,
no te escucho...ausencia de palabras.

Imagino tus gestos al hablar,
tus manos temblorosas y esos
hoyuelos de la cara...esos que
te hacen tan distinta y guapa.

Tu voz es dulce, suave y delicada,
dices lo mismo que otros, pero
son bien distintas las palabras.
No sé si me entiendes, Ana.
Abro el buzón, y hallo cartas:
facturas, publicidad,todo eso
que no dice nada.
Otras veces son cartas tuyas,
en la mañana.

Llamo corriendo a mi hermana
para que las lea en voz alta.
Me imagino esas letras dichas
con tu voz, apoyado en mi ventana.
Me describes paisajes,
lagos, ríos y montañas,
si es de noche,o por la mañana.
Así imagino la vida, puedo tocarla.

Que no vea, no impide que no sienta
Ana. Dicen que el amor es ciego,y yo
digo que el que no te ama, no ve nada.
El amor se siente, está dentro
del alma.Puedo imaginar tu mirada,
y otros, aún viéndola, no han podido
hacia ellos desviarla.


Cada noche sueño, me desvivo en
soñarte. Es mi forma de verte,Ana.
De poder estar contigo, hasta que al
teléfono te pones en la mañana.
Esa voz dulce, serena, describiendo
el tiempo,los días y las mañanas.

Me dices que me abrigue, hace frío,
y me basta el calor de tu alma.
Hoy, soy yo el que escribe
esta carta.
Lo digo todo, sin decir nada.
Quiero que sepas que desde que te
conocí, "eres al mundo mi ventana".
Con ella hago callar las voces
de esos que no creen, Ana.
Que ellos sigan siendo los ciegos,
y que tu no me faltes en las mañanas.


.

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domingo, 29 de julio de 2012

SIEMPRE LOLA

Capítulo I



Foto de internet(moificada)




Antes de la vida se ha inventado el amor y mucho antes se crearon los sueños, escribe Lola en su pequeña libreta de bolsillo, jugando a ser mayor.

Se detiene ante el espejo de la entrada, un vistazo a su cabello largo y liso, aterciopelado. Esos ojos negros le dan un aire aniñado en su rostro adolescente. Labios rojizos, de tez blanca y mirada intensa pero fría.

Se decanta por las canciones que escucha en la radio, baila con ritmo, se mueve entre giros y con gestos de felicidad. Coge su muñeca de trapo y la abraza buscando complicidad.

Lola es increíblemente soñadora, le gusta la ropa, los colores, las cosas bonitas en esencia. A medida que va creciendo se siente enamorada de la vida. Así se define a sí misma cuando piensa qué será de mayor:"todo lo que una princesa pueda soñar, eso quiero tener a mi alcance… joyas, una casa enorme con jardín, un marido guapo y rico, que me cuide y se desviva en atenciones, quiero ser la protagonista del cuento”.


Con el transcurso del tiempo, Lola aprecia en su cuerpo los cambios de la adolescente, de niña a mujer. Lo que más le gusta de sí misma es su pelo,  su sonrisa pícara y esa forma de hablar pausada con la que cree conquistar el mundo. De hecho, esa es su mejor arma.


A mediados de los años 50, Lola conoce a José, un chico que la encandila por completo desde el primer día en que le vio. A pesar de esto, ella se muestra arisca y fría al principio para hacer más interesantes sus encuentros.
José, un muchacho sencillo, de padres humildes y muy trabajadores, se enamora de Lola sin poder remediarlo. Después de mucho tiempo jugando al despiste, Lola acepta ser su novia formal y José empieza a visitar la casa familiar de ésta con el debido permiso de la familia.

Tras varios años de relación, ésta se afianza, se vuelve cada vez más intensa pero no al mismo ritmo para ambos, pues ella aun sintiéndose halagada por su enamorado no acaba de ver claro que él sea el hombre soñado, sobre todo si es para toda la vida…algo no cuaja por su parte. Sus expectativas de mujer soñadora no se ven cumplidas, todo lo contrario. José vive de su trabajo como jornalero, en las haciendas y los Pazos del pueblo. Para él es un trabajo digno. Ahorra casi todo el sueldo soñando crear un hogar junto a Lola, tiene planes de boda a corto plazo.

Ella vive con sus padres, los cuales tienen una gran hacienda y muchas tierras. A su cargo muchos jornaleros. Su padre es un capitalista al modo de la época. Ella siempre se consideró por encima de estas gentes, si puede evitar hablarles lo hace. Siente cierto desprecio hacia las clases inferiores, su altanería no pasa desapercibida para ellos, los cuales tampoco sienten admiración por ella. Excepto José, su pretendiente, que la trata como a una verdadera dama y el enamoramiento no le deja ver esta circunstancia.


Caso distinto es el de su hermana Ángela, una chica hermosa tanto por dentro como por fuera. Los jornaleros la tienen en alta estima pues trata con ellos a diario, de tú a tú, sin distinciones de clase.
Al tiempo que Lola conoce a José, Ángela se enamora de Eduardo. En unos años se casan y tienen su primer hijo. Toda la felicidad llega a la vida de Ángela con este retoño. Le inculca toda esa bondad que lleva dentro y la educación que ella recibió desde niña.


Llegan los años de la emigración, concretamente en 1957, Eduardo tiene que irse forzosamente a otro país, Brasil, en busca de una vida mejor para su familia que lo son todo para él. Podría trabajar en la hacienda de sus suegros, pero quiere aprender una profesión estable y la mejor forma es en el extranjero. Ángela se siente la mujer más triste y angustiada del mundo cuando su marido se marcha en aquel barco, con miles de pasajeros, despidiéndose entre lágrimas en el puerto. No comprende porqué Eduardo no se conforma con ser trabajador de la hacienda de sus padres, trabajo muy digno. Le promete reunir mucha experiencia como empleado del  hotel en que tiene buen puesto su hermano en Brasil y ahorrar todo lo que pueda para poder tener una casa propia y poder compartirla con ella y su hijo, independientes de la hacienda. No quiere depender de sus suegros ni de nadie, solo de su trabajo.

Mientras esto sucede, su hermana Lola vive su mejor momento, jugando a desafiar la vida. Tras tener varias broncas con José y dejarle plantado en infinitas ocasiones sin justificación, se siente la mujer más fuerte y hermosa a la que nadie puede llevar la contraria. Se ha criado cual niña caprichosa, al contrario que su sacrificada hermana.



Ahora que sus padres se van haciendo mayores es Ángela quien se ocupa básicamente de sus cuidados. Mientras pasan dos años, su hijo Alberto va creciendo viendo a su padre en fotos y escuchando de su madre al leer sus cartas lo mucho que le quiere y echa de menos…



Lola sigue a su ritmo…sin preocupaciones, sin nada que la haga meditar sobre lo que sucede a su alrededor. Llega el día de la petición de mano. José cena en casa de Lola y le comenta a sus futuros suegros sus intenciones de boda. Éstos se sienten muy halagados pues saben a ciencia cierta que es un hombre honesto, responsable y de muy buena familia. Lola se muestra un poco fría en el que debería ser el momento feliz de su vida…su padre algo pudo observar pero se mantuvo en silencio.
Terminada la velada, José despide a Lola en la puerta y le dice lo dichoso que se siente por haber formalizado ya su relación, sintiéndose a estas alturas ya como su marido. Ella, con sonrisa forzada, se sienta a su lado en las escaleras que dan al patio. La luna ilumina sus caras, pero Lola sigue tan fría como en la cena:



_” José, me gustaría que esperaras un poco más para casarnos, me siento muy joven para un compromiso tan serio. Te quiero, pero me sorprendiste al pedirle mi mano a mis padres…me puse muy nerviosa y no supe reaccionar. Todavía no lo tengo muy claro, algo me dice que debemos esperar".

_" Pero Lola, diste tu consentimiento delante de tus padres, sabes lo importante que es eso para las dos familias. Haberlo dicho en ese momento, ¿no crees?, sería lo más normal. Ahora no sé en qué situación estamos, no sé nada. Es hora de que madures y sepas lo que es decidir, ya no eres una niña. ¡Buenas noches!

José se va enfadado, prefiere no seguir hablando del tema, sabe que Lola no atiende a razones. Espera que ella recapacite y se de cuenta de lo que dice.


Derechos de autor(c)








Capítulo II (seguirá)











martes, 29 de mayo de 2012

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