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Mi afición por las letras me ha traído hasta aquí para crear este espacio donde compartir. Todas las publicaciones tienen derechos de autor ©
martes, 7 de octubre de 2014

El nuevo empresario















En este enorme y acondicionado despacho
habitan papeles y  materiales de oficina
abrimos la puerta ¿Qué nos encontramos?
un señor de corbata, camisa de tela fina.
En la mesa de juntas  toma el gazpacho
y se reúne con personas muy decididas
firma entre potaje de lentejas y garbanzos
el mafioso contrato de la nueva piscina.
Un señor nada corriente, bastante gabacho,
que viste su traje con mas de dos vidas
como si no existiera noche ni descanso
al sentarse a la mesa, de todo se olvida.

Llega una dama y pregunta al secretario;
¡que pase, la conozco de toda la vida!
Se ve que el asunto no es de trabajo
 la joven entra sigilosa, casi de puntillas

Buenos días, aquí estoy don Eustaquio,
no me esperaba, eso ya me lo temía,
vengo a terminar lo que empezamos
en la noche que le dejé en comisaría
yo escondo todos sus sucios trapos
a cambio de tener una buena vida.


-Uy, pero si en eso ya estamos
sabes que eres por mi querida
conoces muchos de mis engaños
y sabes de mi vertiginosa vida.
No sé porque hablas con rodeos
pídeme lo que quieras, Casilda
cojo la chequera y nos vamos,
a comer, bailar y lo que me pidas

-Eustaquio, no te hagas el despistado,
a mí no me vengas con esas prisas,
sabes de sobra que habíamos quedado
para cobrar mi parte de la piscina,
que para eso me he conquistado,
a aquél hombre de altas miras,
si se entera que le hemos engañado
venderás churros en la esquina.

-Cálmate Casilda, ese está encarcelado,
le echan las culpas de la dichosa piscina,
y nosotros como ya hemos cobrado
estamos tranquilos, y disfrutando la vida.
Fue muy buena tu coartada del baño,
esa puso en la investigación la guinda
ahora el caso pasará a secreto sumario,
salimos inocentes, libres de las pesquisas.


-Ay, Eustaquio, que mal estás informado,
si me llaman y suelto lo que sé, ¿te imaginas?
no soy tan tonta como para quedar esperando
que me pases el dinero, porque todo es mentira
sé que tienes a otras esperando el resultado
de tu hazaña, a mí me espera la despedida.
Yo que tú, tendría mucho cuidado,
que te puedo dar de la misma medicina.

Así acaba la historia de don Eustaquio
que solo pensaba en la avaricia,
ese día le dieron vino hasta caer borracho
amaneció sin ropa, ni chequera, ni vida.



Derechos de autor:(c)

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